«El Cabo Peñas resume todos los problemas de la costa asturiana»
Artículo puesto en línea el 9 de mayo de 2011
última modificación el 2 de febrero de 2020

por Prenseru

http://www.lne.es/aviles/2011/05/09/cabo-penas-mal-ejemplo/1071867.html

El Cabo Peñas, mal ejemplo

Los ecologistas proponen que en el futuro centro de interpretación se incluya un apartado de educación ambiental para evitar el deterioro de este enclave, cada vez más erosionado

Foto: Una de las calas del Cabo Peñas. ricardo solís

Myriam MANCISIDOR

«El Cabo Peñas resume todos los problemas de la costa asturiana», sentencia César Álvarez Laó, integrante del Colectivo Ecologista de Avilés y estudioso, desde hace veinte años, de la fauna que habita en este enclave gozoniego declarado Espacio Natural Protegido. A su juicio, el entorno del Cabo Peñas padece las consecuencias de una «gestión nula» por parte de la Administración y del «uso y abuso» turístico. «Lo único bueno son las pasarelas que se instalaron hace años», asegura, en alusión a la senda peatonal de madera que permite seguir un itinerario didáctico-ambiental a través de paneles que inciden en los valores más importantes del lugar: arqueología, geología, flora, fauna y cetáceos.

Para Laó es necesario que las personas que recorren el Cabo Peñas -el segundo lugar más visitado de Asturias después de Covadonga- reciban previamente información para comportarse en el medio natural. «El futuro centro de interpretación conocido como El Semáforo debería incluir un apartado educativo. La protección de este lugar es voluntad política y prueba de la dejadez es que el mismo edificio de El Semáforo, aún sin inaugurar, ya precisa obras en la techumbre», recalca, y sentencia: «La erosión del Cabo Peñas es tremenda, año tras año estamos viendo como se deteriora este espacio».

Prueba de ello es la proliferación de «plantas invasoras» aunque agradables a la vista como la gazania amarilla (Arctotheca calendula), la falta de prohibición para estacionar en la zona brezal costero o la disminución cada vez más llamativa de colonias de aves marinas como las del cormorán moñudo. «La disminución de estas aves la achacamos al mallaje. Ya pedimos hace años que los barcos se alejaran de los nidos, pero como siempre se antepone el interés pesquero a la conservación de la naturaleza», subraya Laó, mientras un par de aviones de caza sobrevuelan el paisaje protegido de Peñas. «Esto también está prohibido», asegura.

Su deseo, manifiesta Álvarez Laó, es la conservación de este espacio donde habita la lagartija roquera, la víbora de seoane, la rana de San Antón, el alcatraz común o la pardela pichoneta. Y donde también viven numerosos organismos en pozos intermareales a los que se accede por caminos casi perdidos que hasta hace pocos años mimaban los pescadores. «Proteger este enclave es solo cuestión de voluntad política», reitera César Álvarez Laó.


http://www.lne.es/aviles/2011/05/09/disminuye-biodiversidad/1071866.html

El fumarel

Disminuye la biodiversidad

Disputa entre el uso agropecuario y la protección

CÉSAR ÁLVAREZ LAÓ COLECTIVO ECOLOGISTA DE AVILÉS

Ahora que los políticos y gestores tienen en la boca el concepto «desarrollo sostenible» parece trasnochado que aún sigan imperando las políticas económicas frente a las conservacionistas. Sin embargo, en el Cabu Peñes se observan numerosos ejemplos de este hecho.

En la parte terrestre, hace más de veinte años existía uno de los mejores brezales costeros del norte ibérico. Sin embargo, un incendio intencionado en 1989 acabó con aquel ecosistema único: se pasó de brezos de casi 2 metros de altura a otros que no alcanzan el medio metro. Esta es una consecuencia de la problemática existente entre el uso agropecuario por los vecinos del entorno y la conservación del hábitat. Todos los años sigue habiendo incendios y siegas ilegales en el brezal cuando no sueltas de cabras por los acantilados.

Por otra parte está el uso turístico, al que se le sigue viendo como la gallina de los huevos de oro. Antes de que se abriese el museo del faro, los desmanes de los visitantes los fines de semana y vacaciones ya eran alarmantes. Desde que se potencia la zona como meca turística da pena y dolor ver las hordas que pisotean y destrozan el entorno. Como nadie señaliza ni advierte demasiados turistas piensan que todo el monte es orégano, y campan con sus coches hasta el borde del acantilado, destrozando aún más el hábitat. Algunos turistas extranjeros echan las manos a la cabeza al ver el estado de la conservación de la zona y el comportamiento de mucha gente.

Hace ya demasiados años que Cabu Peñes está declarado «Paisaje Protegido» por la Administración regional sin que se haya hecho nada para proteger lo que el papel contiene. Pero también el Ayuntamiento de Gozón tiene deberes sin realizar allí, pues buena parte de la gestión de la zona es competencia suya. Unos por otros, la casa sin barrer. La educación ambiental del segundo lugar turístico de Asturies debería ser obligatoria, pero hay un edificio de recepción sin abrir desde hace varios años, y entre el Principado y el Ayuntamiento andan a la gresca por a quien le corresponde poner el «guevu».

Pasando a la parte acuática, en la zona operan numerosos barcos de bajura. La zona parece estar controlada para los perceberos, pero creemos que nadie controla otras actividades pesqueras, ya que se colocan trasmallos justo al lado de las colonias de cría de las aves marinas, y los buceadores son frecuentes por allí. Es un hecho constatado como la colonia de cormorán moñudo está disminuyendo al enmallarse.