Monumento histórico que hay que preservar

Para los lingüistas las lenguas son como monumentos históricos, la mirada de los habitantes hacia la realidad que los rodea y una parte muy importante de la historia y antropología del lugar. Así como un historiador estudia todos los períodos y estilos sin desechar ninguno y nadie se mete con ellos, cuando un lingüista aborda una lengua minoritaria y no reconocida oficialmente hay sectores que le tachan con vinculaciones ideológicas.

Artículo puesto en línea el 20 de septiembre de 2007
última modificación el 23 de septiembre de 2007

por Prenseru

Jueves 20 de septiembre de 2007 www.lne.es (...)

«El asturiano es para los lingüistas como un monumento histórico que hay que preservar»

«La lengua asturiana está menospreciada; el problema es que una lengua sólo se considera como tal cuando hay una ley que dice que lo es»

Concepción Vega Obeso.

CONCEPCIÓN VEGA OBESO FILÓLOGA, PROFESORA DEL IES CANGUÉS, AUTORA DEL CUADERNO DE TOPONIMIA DE LA PARROQUIA DE COVADONGA

Cangas de Onís,
Ana ZAPICO

Concepción Vega Obeso, filóloga de Lengua Francesa, profesora y coordinadora de la sección bilingüe del IES Rey Pelayo de Cangas de Onís, lleva años volcada en la recopilación de la toponimia asturiana. La Academia de la Llingua Asturiana, dentro de su colección de cuadernos de toponimia, editó en 2002 el primer trabajo de Vega Obeso, en el que catalogó los topónimos de la parroquia canguesa de Abamia.

Posteriormente, Concepción Vega colaboró en la elaboración de la Enciclopedia del Paisaje, ofrecida en fascículos por LA NUEVA ESPAÑA, y realizó para la revista «Bedoniana» la relación de topónimos de la parroquia llanisca de Naves. La pasada semana, Vega Obeso presentó su último trabajo: el cuaderno toponímico número 115 de la Academia de la Llingua Asturiana, en el que catalogó 700 topónimos de la parroquia de Covadonga, el Repelao y el puertu de Covadonga.

 ¿Hay algún rasgo común que caracterice la toponimia de la parroquia de Covadonga, el Repelao y el puertu de Covadonga?

 Sí, en esta área es común el topónimo h.ou, h.oos en plural, palabra asturiana que se pronuncia con hache aspirada y que significa «poljé», hondonada grande con una pequeña riega que desaparece hacia la mitad del terreno. También aparece h.oyosa, una manera de decir bosque en asturiano. Contiene rastros que nos ayudan a ver los cambios fonéticos que se han producido durante la historia. H.oyosa viene de foyosa, de folia, hoja. Aquí se utiliza también el topónimo paré, que hace referencia no a una cueva, sino a una peña con un saliente que hace como un pequeño techo. Y también aparece xerra o xerráu, que no significa sierra, sino una conformación de caliza y pradería.

 ¿Se llevó alguna sorpresa tras haber recogido los topónimos de la zona de Covadonga?

 Sí, por ejemplo, la peña Alberil. Alberil, en asturiano, hace referencia a una flor, la «Scilla verna», no sé exactamente el nombre de esta flor en castellano. En este cuaderno de toponimia de la parroquia de Covadonga, el Repelao y el puertu de Covadonga aparecen topónimos como zemba, palabra que ya no se utiliza en asturiano y significa neveru, nieve que se mantiene en una zona. Zemba es un ejemplo de cómo hay palabras fósiles que no se desvirtúan con la contaminación lingüística. No hay muchos topónimos que hagan referencia a mitología asturiana en la zona. Ni he recogido ninguno que se llame «reconquista», aunque hay una finca en Corao a la que llaman La Conquista, pero bien puede hacer referencia a la dura conquista de los romanos. Precisamente en esa finca, La Conquista, según las leyendas del lugar, estuvo ubicado el castillo de Pelayo.

 ¿Contienen algunos topónimos referencias a Pelayo y la batalla de Covadonga?

 Xosé Lluis García Arias, el gran experto en el análisis de topónimos de Asturias, el día de la presentación del libro planteó la hipótesis sobre una serie de topónimos que pueden estar ligados a la conquista, por ejemplo la h.oyosa de Mesdepelao podría interpretarse como «el bosque de la mesnada de Pelayo», «donde estuvo el Ejército de Pelayo». También el río Gustaguerra, que así se llama a la parte baja del h.unh.umia, quizá haga referencia a un encuentro bélico que haya tenido lugar en este punto. El Repelao, por ejemplo, podría interpretarse, según García Arias, como «rey Pelayo», el lugar donde Pelayo fue nombrado rey, que coincide con el lugar al que se refieren las crónicas históricas, además Pelayo aparece escrito como Pelao en las crónicas.

 ¿Abundan los topónimos prerromanos en la zona?

 Si, aunque los topónimos no son puros, hay una superposición de lenguas. Existen topónimos curiosos en los que los sufijos o prefijos se clarifican a sí mismos, como Pandelescolines, pan- es un prefijo prerromano que significa colina, el topónimo se ha traducido a sí mismo: colina de las colinas. Son muchos lo hidrónimos prerromanos como Enna (de ahí Enol); h.um, que según García Arias significa fuente, o el prefijo ab- y el sufijo -ammia, que guardan relación con el agua o corrientes de agua. Hay topónimos de origen celta, Deva, Táranu, Belenos, aunque la romanización y la cristianización quisieron borrar todo lo anterior. A través de los topónimos es posible rastrear los lugares donde pudieron estar asentadas poblaciones prerromanas, no sólo celtas, sino iberas, púnicas, griegas, etcétera. Hay también en la zona topónimos emparentados con la lengua vasca o lenguas afines, como el gascón francés. La raíz ur es un hidronímico vasco.

 ¿Cómo surge su afán por el estudio de la toponimia?

 Me parece el área más atractiva para el estudio del lenguaje, y así colaboro con la riqueza del asturiano. Hay palabras que se conservan en los topónimos que desaparecen de la lengua oral, y nos encamina al rasgo más antiguo de la historia. Es una manera de preservar la riqueza del patrimonio histórico de la región. En el futuro se realizará una base de datos de los topónimos de Asturias, y así la Administración corregirá traducciones inexactas y restituirá los nombre originales.

 ¿En qué situación está actualmente el asturiano? ¿Hay riesgo de que desaparezca?

 El asturiano está menospreciado, pero tiene el mismo valor que el resto de las lenguas de la Península. El problema es que una lengua sólo se considera como tal cuando hay una ley que dice que lo es. El riesgo de desaparición del asturiano es el que los asturianos quieran, depende de los usuarios, cuando una lengua se reduce al ámbito oral queda relegada y no se desarrolla como lengua. El inconveniente es que si no se normaliza queda fragmentada. Respecto al asturiano, la gente que se queja o lo rechaza es la que no suele dominar idiomas. Para los lingüistas las lenguas son como monumentos históricos, la mirada de los habitantes hacia la realidad que los rodea y una parte muy importante de la historia y antropología del lugar. Así como un historiador estudia todos los períodos y estilos sin desechar ninguno y nadie se mete con ellos, cuando un lingüista aborda una lengua minoritaria y no reconocida oficialmente hay sectores que le tachan con vinculaciones ideológicas.

 ¿Cuándo llegará la normalización del asturiano?

 Esa pregunta habría que hacérsela al Principado y saber si entiende la lengua asturiana como un patrimonio histórico a conservar tan importante como cualquier monumento. Todas las lenguas necesitan ser normalizadas para que adquieran la dignidad de lengua. No es cuestión de imponer ni obligar a nadie a utilizarla, es cuestión de preservar. A nadie le gustaría ver cómo desaparece un monumento por el hecho de estar en ruinas. Además, el futuro de Europa es la enseñanza multilingüe, incluidas las lenguas minoritarias de cada país. El mejor especialista que existe en enseñanza multilingüe, Duberger, afirma que la clave es preservar las lenguas y hacer un uso alternativo de ellas, entendiéndolas en distintos contextos. Cuando se dominan varias lenguas se difuminan las cuestiones ideológicas, hay mayor entendimiento y respeto hacia otros pueblos. Digamos que son la clave de la paz.

 ¿Son distintos los topónimos en las diferentes comarcas de Asturias?

 Los estudios toponímicos muestran que de Oriente a Occidente se repiten en Asturias topónimos como Celoriu; aspra, que significa camino malo, o burdiu, que significa terreno malo. También coinciden nombres de ríos, montañas y picos, aunque es normal que existan variedades, pues en cada zona se desarrolla un vocabulario acorde con la vida y trabajo que allí se realiza. También hay toponimia en Asturias que se repite en otras partes de Europa. ¿Por qué? Por las migraciones y los asentamientos de distintos pueblos a lo largo de los tiempos.