Museo de los Bolos en Panes

En esta casona -proyectada en su día por Cecilio F. Testón e inspirada en un neoestilo montañés propio de la zona que surgió en los años veinte, con mucha influencia indiana y que ya engrandece los bienes histórico-culturales del valle bajo de Peñamellera-, reposa la «vitrina» donde se recrea el gran patrimonio bolístico de nuestra región, cuyo juego tiene referencias históricas en Asturias ya en 1495, a través de una información que los Reyes Católicos mandaron abrir desde Burgos.

Artículo puesto en línea el 21 de abril de 2007
última modificación el 8 de mayo de 2007

por Prenseru

21/04/2007 - Nº 1613
www.lne.es

OPINIÓN

Boda en el museo

La boda que se celebra hoy en el Museo de los Bolos en Panes a las seis y media de la tarde es, al margen de otras consideraciones, una efeméride que contribuye a resaltar el cuarto aniversario de su inauguración y una buena ocasión para recordar este período largo y corto a la vez, y sus antiguas y nuevas posibilidades.

José y Lore, ella de Gijón y el de Panes, escogen espontánea y libremente como marco para su boda el edificio que alberga el Museo de los Bolos. Allí estarán acompañados, en un día tan especial para ellos, por el alcalde del concejo, que hará de oficiante mayor; Lucas y Raquel en la función de padrinos y un gran número de amigos como testigos.

En esta casona -proyectada en su día por Cecilio F. Testón e inspirada en un neoestilo montañés propio de la zona que surgió en los años veinte, con mucha influencia indiana y que ya engrandece los bienes histórico-culturales del valle bajo de Peñamellera-, reposa la «vitrina» donde se recrea el gran patrimonio bolístico de nuestra región, cuyo juego tiene referencias históricas en Asturias ya en 1495, a través de una información que los Reyes Católicos mandaron abrir desde Burgos.

Esta importante infraestructura cultural se completa con la bolera de La Plaza, quizás la pieza más representativa del museo, construida en 1934 y a la que se le están practicando reformas consistentes en eliminar añadidos, procurando devolverla a su estado primitivo y donde quedan simbolizadas todas las demás boleras asturianas que también son boleras de un museo que, en realidad, abarca todo el territorio de la Comunidad.

Aquel proyecto que pretendimos hacer de «Asturias desde Peñamellera» y que inauguramos ,con tanta ilusión, un sábado de Gloria de 2003 hace ahora cuatro años, ha adolecido en este tiempo de continuidad, disculpada por falta de medios económicos y en general de deseos, pretensiones, intentos... pues le ha faltado constancia, incluso para continuar caminos abiertos; no ha tenido apoyos significativos, apenas renovación, ni ampliación, ni dinamización, aunque sigue manteniendo íntegras sus posibilidades de «germen» de gran proyecto a pesar de lo importante que es caminar con paso firme y convencimiento en los primeros años de trayectoria.

¿Es consecuencia de la política de «café para todos» seguida por la Administración a la hora de proyectar nuevos equipamientos museísticos lo que origina que ciertos museos o micromuseos se vayan desvaneciendo poco a poco después de su inauguración? ¿No debería la Administración optar por pocos pero grandes e importantes proyectos y apoyarlos sin ningún tipo de especulación, que dinamicen de verdad y atraigan turismo exterior de calidad?

Yo sinceramente me felicito porque en mi concejo, Peñamellera, vinculado desde siempre al noble juego de los bolos, con hechos tan significativos como tener un documento histórico de 1650 «Pleitos y asuntos de D. Thoribio de Colosía , vecino de Merodio, sobre un litigio de dos nogales en la bolera de dicho lugar de Alevia». Conservar un concurso de bolos centenario, el de San Cipriano (1902), o mantener una actividad bolística ininterrumpida desde tiempos inmemoriales, queramos tener viva nuestra historia, mantenerla y trasmitirla con orgullo a las nuevas generaciones.

Eso nos distancia de la superficial «museomanía» reinante y nos da una credibilidad muy necesaria en estos tiempos de tantas adulteraciones.
Por otra parte, este museo, que goza de un gran rigor técnico y científico por lo que seduce más a los expertos que a los curiosos. es ciertamente simpático, original y único en muchas cosas, estando situado en una encrucijada de caminos que cada día tiene un mayor potencial turístico y alto trasiego de visitantes en muchos momentos del año. Los museos son ya en este tránsito del sector industrial al de servicios el principal referente de los territorios sobre los que se asientan, no solamente desde el punto de vista cultural sino también económico. Ningún pueblo sensato, celoso de su historia o previsor de su economía, dejará de hacer lo que esté en sus manos para que el museo se integre cada día más en la vida de nuestro concejo.
Que el museo no haya respondido hasta la fecha como elemento dinamizador no quiere decir que en el futuro, con un plan de gestión distinto, no pueda hacerlo.

El Ayuntamiento, actual titular y gestor del museo, podría buscar fórmulas de gestión nuevas que permitan, sin perder la titularidad, crear una adecuada fórmula de gestión yendo hacia un modelo jurídico de formación privada, similar al del Museo Etnográfico del Oriente de Asturias, que permita entrar en conexión con empresas, instituciones, particulares, etcétera, que en un momento determinado quieran colaborar, lo cual aunque no sea fácil, si es totalmente necesario.

Pongamos a punto, en este tiempo preelectoral, ese gran motor de nuestra vida que es la ilusión. Y que Lore y José sean felices.